
El Chicago Tribune se refirio sobre esta película como el nuevo modelo de músical para el género de aqui en adelante. Y no exageran. Después de ver ONCE, me quedo con la impresión de que muchas películas pudieron y pueden ser mejores siempre y cuando sus realizadores traten de ser lo mas honestos y reales con su obra y con ellos mismos. Ambientada en las calles de Dúblin, esta película nos presenta personajes tan simples y puros que uno no puede dejar de pensar en cuando los actores dejan de ser actores y son ellos mismos. Gleen Hassard encarna a este músico callejero que lucha por hacerse escuchar y Markéta Irglová interpreta a una vendedora ambulante que trata de ganarse la vida en un país extranjero. La clásica trama de ¨chico conoce chica¨ es explorada con todos esos matices de la vida cotidiana, sin caer en detalles superfluos. En este sentido ONCE es muy austera, dandole al público solo las escenas necesarias para enriquecer la historia, donde nada esta demás. Al estar completamente filmada en formato digital con solo dos cámaras minidv y un ínfimo presupuesto de aproximadamente 100 mil dolares (presupuesto bajisimo para tratarse de una producción europea) ONCE propone una estética casi casera pero inteligentemente filmada, desde ángulos que el director John Carney consideró no entorpeceria la naturalidad de los actores (los cuales fueron y son músicos antes que actores) y nos entrega una historia pequeña, cálida, y entrañable como pocas, sin caer en la cursileria o dramatismo que les hubiese exigido un estudio mayor con presupuesto millonario. En ONCE los las heridas afloran, los ojos se abren y los sueños despiertan. Disponible en Netmovie, con extras de ¨detrás de escenas¨y otros más.